sábado, 14 de agosto de 2010

El imperialismo es la antesala de la revolución socialista

La cólera de la clase obrera y de los pueblos oprimidos del mundo es inmensa contra las guerras bárbaras del imperialismo.
Nosotros, los comunistas, sostenemos firmemente la resistencia del proletariado mundial y de los pueblos que rechazan los dictados del imperialismo y que hacen frente a las intervenciones militares bárbarasy cobardes: la heróica resistencia de Yugoslavia, de Irak, de Congo, de Libia; la resistencia extraordinario de Cuba, de la República Democrática y Popular de Corea, de Vietnam y de Laos, que en condiciones extremadamente adversas hacen avanzar sus revoluciones.
Como los EEUU y las otras potencias imperialistas amenazan sobre la soberanía y la independencia de China, los comunistas del mundo sostienen al pueblo chino de la misma manera que sostienen los pueblos de Cuba, de la República Democrática y Popular de Corea, de Libia, de Irak, de Yugoslavia y de otros países que estan los objetos de asedio, de intervenciones y de agresión del imperialismo de los Estados Unidos y de otros potencias imperialistas.
Sólo la revolución socialista puede poner fin al imperialismo, sistema belicoso agresivo e inhumano.
Acentuando todas las contradicciones del capitalismo, el imperialismo pone en evidencia la nacesidad de la revolución socialista. Bajo el imperialismo las gigantescas fuerzas productivas no pueden quedar encerradas bajo el obsoleto cuadro de la propiedad privada, mas que al precio de la opresión, del terror y de la guerra. Hoy día, nuevas revoluciones tecnológicas dan al trabajo humano una productividad fenomenal. Pero como la producción es llevada a cabo con el único objeto de asgurar el máximo beneficio a los propietarios de lod medios de producción, la inmensa mayoría de la humanidad se transforma entonces en un excedente y está inmersa en una miseria física e intelectual insoportable. El imperialismo rechaza a una gran parte de la humanidad el derecho del hombre más elemental, el derecho a la vida.
Sólo la revolución socialista permite poner la capacidad productiva ilimitada del trabajo humano al servicio del desarrollo armonioso de toda la humanidad. Sólo la revolución socialista permite escapar a las barbaries de las guerras imperialistas.
El peligro de una tercera guerra mundial no puede ser conjurado mas que por la ofensiva general de los trabajadores y de los pueblos oprimidos contra el imperialismo.
Nosotros, comunistas, tenemos la responsabilidad de defender la paz, de movilizar y organizar las masas en pró de dicho objetivo. Pero defender la paz implica combatir el imperialismo y el capitalismo monopolista, animar y dirigir la lucha de clase que se desarrolla para liquidar la gran burguesía y establecer la sociedad socialista.

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